martes, marzo 22, 2011

Habrá locas, pero también locos

Hay muchos locos sueltos y hay mucho odio en el mundo. El hecho de que yo haya calificado de locos a los locos podría ser interpretado por personas llenas de odio como un síntoma de ese sentimiento. De cualquier manera, sigo creyendo que hay muchos locos sueltos y, por fortuna, tengo la libertad de opinar lo que me venga en gana.

Dos hombres se besan en televisión y sale en las noticias una loca fundamentalista con el seudoargumento de que la Biblia dice que la homosexualidad es un pecado. Vamos a ver. Amigo -loco o cuerdo-: lo invito a que saque su copia de la Biblia de la biblioteca de sus papás y le sople el polvo que ha de tener acumulado en la cabeza.

En Genesis 19 se cuenta cómo cae el azufre y el fuego sobre Sodoma y Gomorra, dizque por la perversidad de sus habitantes. Lo que los fundamentalistas no leen es que, tiempo después (Génesis, 19:33), las hijas de Lot se acostaron con él y quedaron embarazadas. Esto, además de ser incesto, está prohibido, según dice en Levítico 18:6.

Después, Levítico 20:13 dice que quien se acueste con otro hombre como quien se acuesta con una mujer, comete un acto abominable y será condenado a muerte.

A los defensores de los derechos humanos de hoy les parecerá un escándalo, pero en épocas pre-cristianas también era menester morir apredreado por maldecir a los papás (aquí moriría gran parte de la población adolescente occidental) y cometer adulterio (morirían jóvenes, adultos y ancianos mientras los abogados se quedarían sin trabajo), entre otras causas.

Yo les pregunto a los estudiosos de la Biblia, sacerdotes, teólogos y demás expertos: Si en Levítico 18:1-2 dice que estos mensajes iban del Señor a los israelitas de hace yonosécuántos cientos de años, ¿es válido que esos preceptos sigan vigentes en la Colombia de hoy, o en la América de hoy? No cuestiono el hecho de que sea bueno o malo, por ejemplo, tener relaciones sexuales con animales (algo que no se recomienda en Levítico 18:23): la “bondad” o “maldad” del acto se decidirá según la legislación, la ética y la moral de cada individuo y cada territorio; y quien incurra en uno de esos actos pecaminosos deberá asumir las responsabilidades de sus actos según lo impuesto por la sociedad en la que viva. En épocas bíblicas, el castigo era el exilio.

En 1 Corintios 6:9-10 se pone a los homosexuales en el mismo nivel de los fornicarios (es decir, a todo aquel que copule por fuera del matrimonio), de los avaros, los ladrones, los borrachos, los calumniadores y los estafadores. En resumen, todos los protagonistas de las noticias del medio día. De ellos se dice que ninguno heredará el reino de Dios. Y no vemos a ningún fundamentalista criticando a estos ejemplares personajes.

También me pregunto: ¿Por qué los locos fundamentalistas no salen con una Biblia en la mano, en televisión, protestando por la cantidad de series y filmes con asesinatos, sangre y sufrimiento que pasan en horario familiar? En Romanos 1:29 se habla mal de los homicidios, los mismos que son protagonistas en las producciones audiovisuales de ficción y en los noticieros con información supuestamente veraz y tristemente real. ¿Cómo es que un beso produce tanto escándalo pero los padres de los niños que dirigirán el mundo de mañana se quedan impávidos ante las imágenes de destrucción, violencia y caos que pasan frente a los ojos de sus hijos? No me jodan. No entiendo.

Habrá quien me acuse de ser homosexual por defender a los homosexuales. Para que no quede duda, lo digo acá: el hecho de que yo no sea gay no quiere decir que tenga que ser un homofóbico, loco, como tantos. Creo que cada uno tiene derecho a hacer lo que quiera con su vida y a tomar sus propias decisiones, procurando siempre respetar a los demás.

La Biblia podrá decir lo que sea, pero los tiempos han cambiado, las personas y las leyes también. El contexto histórico, social y geográfico en el que fue escrito el Antiguo Testamento es muy distinto del que rige en el ámbito y momento en que se emitió ese capítulo de “Glee”.

Para rematar: Victoria Jackson (la loca que se escandalizó por el beso) es una mujer divorciada que se volvió a casar. Si actuáramos como ella, nos bastaría con salir en televisión y leer a Malaquías 2:16. A ver qué dice.

Ahí perdonan.