Sartenes de todos los tamaños. Cuchillos, tenedores y cucharas sucias. Servilletas arrugadas. Bandejas, vasos, trapos por todos lados y platos tirados por ahí. Todo para preparar un simple sándwich.
Exagerando un poco, tal vez, pero tan mal cocinero soy. Siempre he admirado a quienes dominan el complicado arte de cocinar, y el respeto que les tengo es comparable con el asombro que me causa ver la habilidad que tienen para repetir su tarea sin mayores variaciones. ¿Cómo es posible que repitan el mismo plato una y otra vez, sin que haya cambios en el sabor o la textura? Ellos lo sabrán.
Yo, personalmente, no tengo mucha experiencia en la cocina: alguna vez intenté hacer galletas y terminé con un pedazo gigante de pan en las manos. Creo que fue entonces cuando decidí desistir. Desde ese episodio las posibilidades eran infinitas, podía quemar hasta una ensalada. Ocasionalmente hago unas papas fritas o un pedazo de pollo, pero hasta ahí llegan mis habilidades: no pensaría en hacer una torta o una ensalada siquiera. Cuando preparo algo "comestible", puede pasar una de dos cosas. O se quema, o por alguna razón termina siendo difícilmente digerible. De manera que si alguna vez necesitan un tip de cocina, soy la persona menos indicada para dárselos. De ahí que esté tan acostumbrado a la pizza los fines de semana (o cualquier otro tipo de comida basura que no necesite mucha preparación).
Si usted, lector, cocina; lo admiro. Si lo hace bien, me quito el sombrero. Mis respetos. Porque usted sabe hacer algo en lo que yo soy terrible. Dice la sabiduría popular que "barriga llena, corazón contento". Y puede que tenga razón.
1 comentario:
Yo domino el complicado arte de cocinar, por ende, creo que me adeuda usted una gran cantidad de admiración.
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