Este es mi ambiente de trabajo. Es mi pieza. Acá paso la mayor parte del tiempo (cuando no estoy en la Universidad). Pude haber escrito sobre la pesada clase que tuve a las cuatro de la tarde. Pude haber escrito sobre cómo fui despertado por un trueno a las seis de la mañana. O sobre otros temas que tengo acumulados. Pero aprovechando que la cámara digital tiene pilas, tomé esta foto. Las convenciones son las siguientes:
1. Mi teléfono. Si tengo que recibir una llamada, me toca ir a la pieza de mis papás o bajar hasta el teléfono del primer piso. Si tengo que hacer una llamada, tengo que esperar a que la línea esté desocupada. En resumen, el teléfono no sirve.
2. Mi Cassiopeia. Algunos la conocen -erróneamente- como "Palm". Rara vez la uso. Me sirvió en el colegio para hacer gráficas de ecuaciones en los exámenes de cálculo y en las clases de estadística, pero ahora solamente cumple la función de directorio telefónico atrasado. Creo que la batería está descargada por completo.
3. Mi radio-reloj. Me lo regaló mi hermano en la Navidad, creo, de 1996. Ha recibido bastantes golpes, sobre todo en la mañana. Pero igual sirve. De ahí salen las ondas Hertzianas que llenan el acaroso aire del lugar, que no son de la misma calidad de antes. El aparato este se encargó de despertarme durante cientos de mañanas en mi época de colegio, y no dejé de quererlo por eso.
4. Mi computador. Desde acá edito la mayor parte de los artículos del weblog, oigo música cuando no hay nada en la radio, edito textos y sonidos (el pobre no da para editar videos). También guardo todo tipo de basura, desde 1999. Es principalmente por él que ud. está leyendo esto.
5. Mis CD's. Desde música promocional en revistas de la década de 1990 hasta el Brainwashed de George Harrison. Es de lo más organizado que hay en la pieza.
6. Mis DVD's. Son quince, aunque la colección podría crecer de forma inversamente proporcional a mi presupuesto. Todos ellos tienen relación directa o indirecta con los Beatles. Como la colección de CD's, están organizados.
7. La impresora. Tristemente, la tinta no le dura mucho y el polvo (acumulado por el tapete que cubre el suelo) hace estragos en ella. Sin embargo, me ha sido muy útil. No lleva ni un año conmigo.
8. El teclado, sucio y con una barra espaciadora defectuosa. Entre las teclas "F" y los números (no debe confundirse con el teclado numérico) hay un lápiz verde de EPM Bogotá, con el que anoto números de teléfono e ideas sueltas en los papeles que hay en {9}.
9. El desorden del escritorio. Hay de todo: linternas viejas, rollos de fotografía, post-its, papeles, CD's sin caja y tarjetas de presentación personal. A pesar de ser mi desorden, encuentro todo lo que necesito (bueno, casi). Hay dos portalápices, y más de la mitad de los implementos de escritura que contienen dejó de funcionar hace años.
10. Acá está encerrada la CPU.
Hasta mañana.
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